El Vino está entre las más antiguas bebidas alcohólicas, con registros en Mesopotamia del 1.500 AC. Por algo será. Actualmente numerosos estudios demuestran los beneficios de la ingesta de vino en la salud humana.
Beber un vino de buena calidad es muy importante.
La paradoja francesa fue la primera señal. Una población con una dieta alta en grasas y sin embargo con bajos niveles de colesterol malo en la sangre, aparentemente por el consumo regular de vino. En Chile el Doctor Federico Leyton, a fines de los 90 en la P.U.C., inició estudios sobre dieta y vino donde sometió a participantes a distintas pruebas, con y sin ingesta de vino, comprobando que aquellos que consumían en forma regular presentaban índices más bajos de colesterol y grasas saturadas.
Estudios posteriores han investigado nuevas pautas de consumo, comparando los beneficios con otras bebidas alcohólicas, concluyéndose que el consumo de vino en forma moderada y regular tiene grandes beneficios para la salud, tanto desde el punto de vista cardiovascular como de su protección contra el cáncer, diabetes y demencia.
Consumo moderado y regular es beber hasta 6 copas de vino por semana (mujeres) y 12 copas de vino por semana (hombres), disminuyendo el riesgo relativo de mortalidad con respecto a otras bebidas alcohólicas.
Elegir un vino es tomar decisiones informadas, es elegir salud y placer.
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